El próximo 18 de agosto vence el plazo para inscribir candidaturas presidenciales, y los independientes corren contra el reloj. De las 631 postulaciones registradas sin apoyo de partidos políticos, ninguna ha alcanzado aún las 35.361 firmas requeridas por el Servel para estar en la papeleta de la primera vuelta. Aunque el tiempo es limitado, algunos aspirantes destacan por su avance, como Harold Mayne-Nicholls, quien ya suma más de 28 mil patrocinios.
Le siguen Marco Enríquez-Ominami, con más de 26 mil apoyos tras anunciar su candidatura en mayo, y Eduardo Artés, con más de 24 mil, desplegando su campaña en terreno con afiches y códigos QR. Sin embargo, el desafío se intensifica cada día: el círculo de ME-O reconoce que los respaldos bajan conforme se avanza, mientras que Mayne-Nicholls acusó al Servel de dificultar el proceso al exigir ahora el número de documento del carnet, lo que calificó como un cambio de reglas “a mitad del partido”.
Desde sus respectivas trincheras, los candidatos intensifican los llamados a firmar, conscientes de que cada respaldo cuenta. En paralelo, algunos, como Mayne-Nicholls, incluso captan miradas desde el mundo político, como sectores de la Democracia Cristiana, que evalúan dar libertad de acción a sus militantes para respaldar a un independiente.