En La Habana, Cuba, se instaló el primer "Sex Shop" de la isla, de manera artística exhibe artículos clásicos del entretenimiento para adultos.
La tienda muestra vibradores hechos a mano, encendiendo nuevamente el debate de los tabúes sexuales en Cuba, originados por la historia machista y décadas de aislamiento comercial.
El debate comienza con que el pueblo cubano se enorgullece de tener libertad sexual, pero respecto a usar juguetes al momento de intimar siguen siendo cerrados. Principalmente los hombre, creyendo que los consoladores son sólo para homosexuales y se sienten amenazados por ellos.
La distribución de un juguete sexual es considerado obsceno y está prohibido en Cuba, por esto no existen los "Sex Shops", ni licencias disponibles vender juguetes sexuales. En cambio, los cubanos los importan en sus maletas y comercializan en secreto.
La obras fueron presentadas como una demostración artística, bajo ese concepto La naturaleza de lo artístico significa que al tener es categoría pueden venderlas. De los 500 objetos (aproximadamente) fálicos que se crearon, casi todos han sido vendidos o regalados a amigos y críticos de arte.
El tema volvió a encender el debate de autorizar la vente de estos juguetes en la isla.